El Juez y sus secretos

CAPÍTULO I. La conciencia del Juez Penal

Searle (2009) define la conciencia como: “estados y procesos internos, cualitativos y subjetivos de sensación o alerta. Algunos usan ‘conciencia’ en sentido conductista para referirse a cualquier forma de conducta inteligente compleja”. Está permitido, por supuesto, que cualquiera use otra palabra de cualquier manera que le guste y siempre podemos redefinir la conciencia como un término técnico. No obstante, hay un fenómeno genuino de la conciencia en el sentido ordinario, de cualquier manera, que elijamos nombrarlo y es ese fenómeno el que estoy tratando de identificar ahora, porque creo que es el objetivo apropiado de la investigación.

Para muchas personas, la percepción de un juez se limita al estudio y conocimiento de los derechos legales. Se tiende a creer que su función principal es tomar decisiones relacionadas con los casos presentados ante sus tribunales. Sin embargo, lo verdaderamente esencial para un juez es poseer en su conciencia un equilibrio y una disciplina arraigados, que abarquen tanto aspectos jurídicos como históricos y doctrinales, dentro de una amplia variedad de contextos para resolver conflictos. Este equilibrio se basa en un entendimiento profundo de los diferentes tipos de conocimiento que emergen debido a la evolución constante de las diversas problemáticas que puedan presentarse. En esencia, la sabiduría de un juez radica en la habilidad de aplicar esta rica amalgama de conocimientos en la búsqueda de resoluciones justas y efectivas.

Patiño (2017) explica que:

La conciencia alude a un aspecto del ordenamiento jurídico y no a una excepción a este, nos situamos ante un derecho que opera cuando hay tensión, por un lado, entre la norma legal al momento de imponer un hacer, y por el otro, la norma ética o moral que se opone a dicha actuación. Cuya solución merece un análisis crítico, pues por sus características, resultan difícil de darle soluciones simples, pues es propio del Estado de Derecho la observancia general y el cumplimiento de la ley.

El papel del juez se instituye en cimientos de seguridad y paciencia, emana de una sabiduría que florece en el acto de razonar con solidez ante los diversos planteamientos que se despliegan ante su tribunal. Su capacidad para resolver, independientemente de la crudeza del asunto, encuentra su equilibrio en una toma de decisiones ponderada y reflexiva.